Después de estar desaparecida casi un mes, vuelvo a la carga con el blog, la cocina y la rutina productiva.
No me habéis visto el pelo porque la primera semana de agosto estuve... ¡en Londres! Nunca había ido a Inglaterra y tenía muchas ganas de visitarlo. La verdad es que me ha gustado muchísimo más de lo que esperaba, y ojalá pueda volver en un futuro.
Mis compañeras de viaje y yo nos pateamos la ciudad doce horas diarias cada día, y así nos hemos visto a grandes rasgos las cosas más importantes de allí.
También hemos comido un montón, todo hay que decirlo...
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la foto es cutre,
pero las vistas eran preciosas! |
Después tuve unos días vagos en casa y poco después volví a hacer la maleta para irme con mi familia a Panticosa. Fue una semana de relax, de buena comida francesa y de viajes furtivos más allá de la frontera. ¡Qué bonito es todo! Ya he ido varios años y no me canso de estar allí.
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No me digáis que no es bonito. Subimos en telecabina hasta 1900m. |
En fin, que me desvío del tema.
En semana y media me voy de casa, me mudo a Bilbao para tener todo preparado para la universidad. Y como no estoy segura de la asiduidad con la que voy a actualizar el blog una vez esté allí, quería aprovechar estos días para subir recetas desde casa. ¡Aunque seguro que allí cocinaré también!
Como llevo todo el mes comiendo mucho y mal, mi cuerpo terminó por ponerse malo, ya que está acostumbrado a alimentos sanos y cantidades más bien ligeras.
Así que traigo una receta rica pero bastante sana (: