No me habéis visto el pelo porque la primera semana de agosto estuve... ¡en Londres! Nunca había ido a Inglaterra y tenía muchas ganas de visitarlo. La verdad es que me ha gustado muchísimo más de lo que esperaba, y ojalá pueda volver en un futuro.
Mis compañeras de viaje y yo nos pateamos la ciudad doce horas diarias cada día, y así nos hemos visto a grandes rasgos las cosas más importantes de allí.
También hemos comido un montón, todo hay que decirlo...
la foto es cutre, pero las vistas eran preciosas! |
Después tuve unos días vagos en casa y poco después volví a hacer la maleta para irme con mi familia a Panticosa. Fue una semana de relax, de buena comida francesa y de viajes furtivos más allá de la frontera. ¡Qué bonito es todo! Ya he ido varios años y no me canso de estar allí.
No me digáis que no es bonito. Subimos en telecabina hasta 1900m. |
En fin, que me desvío del tema.
En semana y media me voy de casa, me mudo a Bilbao para tener todo preparado para la universidad. Y como no estoy segura de la asiduidad con la que voy a actualizar el blog una vez esté allí, quería aprovechar estos días para subir recetas desde casa. ¡Aunque seguro que allí cocinaré también!
Como llevo todo el mes comiendo mucho y mal, mi cuerpo terminó por ponerse malo, ya que está acostumbrado a alimentos sanos y cantidades más bien ligeras.
Así que traigo una receta rica pero bastante sana (:
Ingredientes
- 1 calabacín grande (el que he usado yo era un poco más grueso que mi antebrazo).
- 3 zanahorias medianas.
- Aceite.
- Azúcar.
- Hamburguesas (el nº depende de los comensales. Yo he hecho para 3 personas).
- 3 pimientos verdes medianos.
- Sal.
Preparación
Le quitamos los bordes al calabacín, lo pelamos y cortamos en rodajas finas. Repetimos la operación con las zanahorias, ponemos una sartén grande al fuego con un poco de aceite al fondo, y una vez caliente sofreímos las verduras.
Cuando empiecen a estar un poco doradas, bajamos el fuego a medio, espolvoreamos una cucharadita de azúcar y mezclamos. Hacemos esto un par de veces en los siguientes 10 minutos, y ponemos el fuego bajo.
Echamos otra cucharadita de azúcar y dejamos que repose en la sartén para que los calabacines se pongan tiernos.
Cuando estén listos, retiramos del fuego.
Nota: cuanto más lo tengáis en el fuego, más se reducirá... no tengáis miedo de llenar una sartén grande al principio; luego se queda en nada.
Mientras tanto, cortamos los bordes de los pimientos. Si son muy largos, como los míos, los cortamos por la mitad a lo largo, y después cada parte la cortamos por la mitad para dejar al descubierto el interior. Quitamos la membrana blanca y las pepitas.
Si vuestros pimientos no son largos, después de quitarles los bordes basta con abrirlos y sacar lo de dentro.
En la misma sartén ponemos las hamburguesas con un poco de aceite y las rodeamos de los trozos de pimiento. Echamos un poco de sal y freímos despacio hasta que los pimientos estén listos y las hamburguesas, doradas.
Quitamos del fuego, preparamos un lecho de calabacín y zanahoria en el plato y servimos encima la hamburguesa con los pimientos.
¡Listo!
La verdad es que yo no soporto la carne picada (ni salchichas de carnicería, ni hamburguesas, ni albóndigas...), pero a mis chicas les gusta, así que suele haber en casa.
Por cierto, como mi hermana pequeña no es muy fan de las verduras, le he añadido arroz a su plato. Ya estaba cocinado y sólo lo he pasado por la sartén para calentarlo y que cogiera un poco de sabor de la carne y los pimientos.
Hay mil variaciones que podéis hacer.
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