miércoles, 18 de febrero de 2015

Rainbow Cake

¡Hola a todos!

Estoy muy contenta porque os traigo una tarta maravillosa. Me costó dos días hacerla y lloré varias veces en el proceso, ¡pero mereció la pena!

¡Tarta arcoiris!




Mi receta es una adaptación de la de Alma Obregón.
Necesitaremos un molde de 15cm de diámetro, aunque si tenéis dos o más iguales, sería perfecto. De hecho, la receta original dice (cito textualmente): "necesitarás al menos 2 moldes". Pero yo lo hice sólo con uno (porque no tenía más).
No os voy a mentir, es una tortura.

Pero se puede hacer.


Ingredientes del/los bizcocho/s
  • 300ml de aceite
  • 300g de azúcar moreno
  • 6 huevos
  • 300g de harina
  • 2 cucharaditas de levadura
  • colorantes en pasta rojo, amarillo y azul (si no os atrevéis con las mezclas, también necesitaremos colorante naranja y verde).

Preparación del/los bizcocho/s

Mezclamos el aceite con el azúcar moreno y homogeneizamos la mezcla con los seis huevos. Incorporamos la harina y la levadura sin dejar de remover, hasta que esté todo integrado.

Precalentamos el horno a 180ºC.

Cuando tengamos la mezcla hecha, la dividimos en cinco recipientes iguales (os recomiendo usar un cazo o una cuchara de helado para controlar más o menos la cantidad que hay en cada uno). Después teñimos cada uno de ellos con el colorante correspondiente. Para los que no estéis muy puestos en los colores primarios: el rojo y amarillo hacen naranja; azul y amarillo hacen verde.

Engrasamos el molde con mantequilla y harina espolvoreada: vertemos la masa del color que más nos guste, y al horno durante 20 minutos. Aseguraos de que, pinchando el centro del bizcocho con un cuchillo, éste sale limpio. Desmoldamos cuando se haya enfriado.

Repetimos la operación con cada masa, limpiando y volviendo a engrasar el molde entre la cocción de un bizcocho y de otro.

Cuando los tengamos todos listos y enfriados, los nivelamos, cortándoles la parte superior para que queden planos e iguales. Éste es un buen tutorial: CLICK AQUÍ.



Ingredientes del glaseado 
  • 300g de mantequilla templada
  • 300g de azúcar glacé
  • nata montada (opcional)
  • 600-700g de fondant blanco
  • 300g de fondant rojo
  • un poco de fondant azul

Preparación del glaseado

Batimos la mantequilla y el azúcar hasta que la mezcla sea consistente. Os recomiendo encarecidamente hacerlo con un robot de cocina o una batidora para que vuestra salud mental no peligre. Después yo le añadí un poco de nata montada porque la buttercream con sólo mantequilla y azúcar se me hace demasiado empalagosa.

Para ello compráis un botecito de nata para montar y lo mezcláis, bien frío, con azúcar, batiendo muy rápido con las varillas hasta que sea consistente.

Cuando tengamos nuestro glaseado montamos las capas de bizcocho. Ponemos el azul en la base, cubrimos con una capa de crema, añadimos el verde, y después el amarillo, el naranja y el rojo, en ese orden, intercalando capas de glaseado entre ellas. Nos aseguramos de que los bizcochos están rectos y la tarta no se tuerce como la torre de Pisa, y recubrimos por completo con la crema. Podéis hacerlo con una espátula de cocina si tenéis una; los de la plebe como yo nos conformamos con un cuchillo de mantequilla.

Ya tenemos nuestra tarta recubierta de glaseado. Ahora trabajamos el fondant con las manos durante unos minutos (se vuelve dócil con el calor que desprendemos), espolvoreamos azúcar glacé sobre la superficie en la que vamos a trabajar y amasamos con un rodillo. El objetivo es conseguir una capa circular, lisa y más o menos fina. Recordemos que el fondant es puro azúcar y no va a ser agradable pegarle un bocado a la tarta si dos terceras partes son azúcar en forma de plastilina.

Nos aseguramos de que la capa de fondant sea los suficiente extensa como para recubrir toda la tarta. La levantamos con un rodillo y con mucho cuidado la colocamos sobre la cumbre de nuestra tarta. Después se trata de estirar los bordes hacia abajo e ir alisando con el dorso de la mano. Olvidaos de que tenéis dedos e intentad no dejar huellas ni marcas de uñas en el fondant. Rodeamos toda la tarta alisando el lado cilíndrico y recortamos el fondant que sobra en la base.






Cuando tengamos la tarta recubierta de blanco es cuando podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación. Yo terminé de decorarla de la siguiente manera porque tuve un problema con el fondant blanco y una grieta malévola apareció de improviso.

Se extiende el fondant rojo con el rodillo y se corta en una tira larga y más o menos ancha, que dé para rodear la tarta. Se pega a la base de la tarta con un poco de agua, y con el fondant rojo sobrante hacemos un lazo. Lo pegamos encima con un poco más de agua.


Después, con fondant azul, hice perlas, huellas de gatito y un corazón, todo distribuido por la superficie de la tarta.

Así quedó:

Sí, he aprovechado la grieta para hacer "nacer" el fondant azul.






Esta tarta me ha traído muchos quebraderos de cabeza porque es la primera que hago que requiere tanta dedicación. La preparé para regalársela a mi novia en San Valentín y fue una suerte que la planeara con tiempo, porque no me dio tiempo a terminarla el primer día. La primera tarde tan sólo hice los bizcochos (me costó siglos que la masa se tiñera como yo quería) y al día siguiente la monté y decoré. Mi compañero de piso flipó.

Casi lloro cuando nivelé el primer bizcocho y me di cuenta de que no estaba hecho por el centro. 
Casi lloro cuando hice la buttercream a mano y la mantequilla no se integraba bien con el azúcar a pesar de que llevaba todo el día fuera de la nevera.
Casi lloro cuando vi que el fondant blanco no me llegaba para toda la tarta, y casi lloro cuando apareció esa maldita grieta.
Y definitivamente lloré cuando llevé la tarta preparada y preciosa a casa de mi novia y al llegar me di cuenta de que LE HABÍA SALIDO OTRA GRIETA. 

Pero mereció la pena porque le encantó y porque estaba buenísima.







¡Espero que os haya gustado! (:



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Tienes algo que compartir con el mundo? (: